La primera Iglesia de los Hechos, nación envuelta en una atmósfera de continua oración. Por indicaciones del Señor Jesucristo, los apóstoles, discípulos y creyentes aguardaron en Jerusalén perseverando unánimes en oración y ruego hasta que descendió el Espíritu Santo. Este fue el comienzo de la Iglesia y del avivamiento espiritual que sacudió toda aquella región. En el capítulo 13 del libro de los Hechos, mientras un grupo de líderes reunidos en Antioquía oraban y ayunaban, el Espíritu Santo ordenó que debieran enviar a Bernabé y a Saulo para comenzar la era misionera de la Iglesia.
La oración y el avivamiento van tomados de la mano y la historia lo confirma. Para el año 1512, la insatisfacción de un hombre de Dios con el mundo religioso de sus días le llevó a un tiempo intenso y extenso de oración. Con la Biblia abierta iba descubriendo verdades profundas que nunca le enseñaron. Luego de ese período de reflexión y oración surge la Reforma con sus 95 tesis. Ese hombre fue Martín Lutero. Ni el tiempo ni el espacio nos darían para hablar de Juan Wesley, George Whitefield, Charles Finney, Carlos Spurgeon, Dwight L. Moody y muchos más que junto con la Iglesia cambiaron la historia de sus días después que se entregaron a la oración.
Estamos en un nuevo año 2013 del siglo XXI y no obstante la modernidad y los avances de la tecnología, los mismos problemas de antaño son los nuestros: Crisis en los hogares, tensiones en la economía, depresión en la personalidad, depravación moral, corrupción en todos los niveles, crímenes por todas partes. Ni los discursos, ni las promesas de paz de los gobiernos podrán cambiar la situación que estamos viviendo, a menos que la Iglesia (que somos tu y yo) DOBLE SUS RODILLAS y como soldados llenos de valor y de fe salgamos a la palestra determinados a sacudir los cimientos del mismo infierno y arrebatar las almas de las fauces de Satanás para el reino de los cielos.
Usted está esperando ese momento; NO ESPERE MÁS, es ahora, doble sus rodillas, abra su corazón y dígale al Señor: “Enséñame a orar conforme a tu voluntad, límpiame y hazme un instrumento de poder en tus manos.” En este mes de enero, es tiempo de ayuno y oración, TIEMPO DE AVIVAMIENTO…. Yo le garantizo que Dios va escuchar nuestra oración y verá nuestro corazón y la concederá. ¿Cómo lo sé? Porque el salmista dice: “al corazón contrito y humillado no despreciarás tu, oh Dios.” AMEN
Pastor Luis O. De León