Hay dos principios bíblicos que van juntos: Dar y Recibir. Si das, recibirás. Jesús dijo: ”Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en nuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.” Lucas 6:38.

Esto de dar y recibir opera de la siguiente manera:  En primer lugar, hacia Dios. “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos”. (Proverbios 3:9) Eso es dar a Dios. ¿Y qué dice el versículo siguiente? “Y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto.”(Ver. 10). Eso es recibir.

“Traed los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa” (Malaquías 3:10ª).  Esto es dar a Dios. “Y probadme ahora en esto dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3:10b).  Eso es realmente recibir.

El principio es sencillo; cuando damos a Dios, Él nos dará de manera abundante, pero no para nuestros deseos consumistas y egoístas, sino para suplir nuestras necesidades y dar a otros que necesitan. Debes preguntarte con honestidad  ¿Por qué tengo crisis económica? ¿Por qué no recibo?

El Dr. Larry Burkett, quien fuera  fundador y presidente de Conceptos Financieros Cristianos – ya morando con el Señor –  decía: “La forma en que manejamos el dinero es una demostración externa de una condición espiritual interna”. Estoy muy de acuerdo con esa declaración.  El problema NO ES ECONÓMICO, ES ESPIRITUAL. ¿Quién es el dueño de tu corazón y tus bienes? ¿Estás dando el diezmo a Dios? Espero que al contestar estas preguntas con la sinceridad de tu corazón descubras el porqué no recibes.

Pastor Luis O. De León

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