Phallie es una mujer de Camboya que lo perdió todo, inclusive su casa. En los campos de concentración mataron a su esposo, su padre y la mayor parte de su familia. La única que sobrevivió fue su hija. En el año 1980, sale de su país y no es hasta el 1981 que llega buscando refugio en Francia. A su llegada a este país, había un sentimiento de odio y unos deseos de venganza contra los que le arrebataron todo lo más preciado para ella.

Pero Cristo llegó a su corazón, encontrando la salvación para su vida, comenzando un proceso de restauración y crecimiento espiritual. En ese proceso de restauración, Dios trajo paz a su alma; le ha permitido amar y perdonar a los que le quitaron todo lo precioso para ella. Pero también aprendió de una manera práctica, a compartir el amor de Dios con otras personas que han pasado por una situación similar.

Dios es el Dios de la permanente salvación y el perdón restaurador. Él es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Oremos para que Dios siga utilizando a estos obreros del Señor, que proclaman el Evangelio transformador de Jesucristo.

Carmen Peterson

Directora de Misiones

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