Muchos cristianos viven bajo el peso de la condena, escuchando siempre las voces equivocadas. Dice la Biblia en Apocalipsis 12:10: “Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la Salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.” Aquí hay una referencia clara de Satanás como el “acusador de nuestros hermanos”, el cual quiere que vivamos sintiendo culpa. Constantemente levanta acusaciones contra nosotros diciéndonos lo que no hicimos o lo que tendríamos que haber hecho. El enemigo nos recordará todos nuestros pecados, errores y fracasos del pasado.

Por el otro lado, es cierto que todos pecamos, fracasamos, nos equivocamos. Sin embargo, muchos no saben que pueden recibir la misericordia y el perdón de Dios. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Qué voces estás escuchando? La voz restauradora de Dios o la voz acusadora de Satanás. La voz acusadora de Satanás te dirá: “Tu eres un perdedor, tú no sabes hacer nada bien, jamás romperás con ese hábito, jamás terminarás con ese vicio, eres un fracaso.

La voz restauradora de Dios te dirá: “Aunque pecaste, sí te arrepientes y confiesa tu pecado hay misericordia y perdón para ti. Cada mañana son nuevas sus misericordias”. Para derrotar esa voz acusadora y sintonizar tu oído a la voz restauradora de Dios tienes que entender, afirmar y declarar:

  • Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús- Esto lo expresa Romanos 8:1. El llevó toda nuestra condenación, perdonándonos, justificándonos y libertándonos.
  • Dios comenzó una nueva obra en ti- Filipenses 1:6 nos dice que el que comenzó la buena obra en nosotros la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.
  • Dios te ve como hijo a través de Cristo- Si Cristo está en tu corazón, y lo recibiste como Salvador, la Palabra de Dios nos asegura en el evangelio según San Juan, que somos hechos hijos de Dios.

Deja de escuchar las voces que te condenan. Cristo quitó la condena por la obra perfecta de la Cruz. Niégate a escuchar la voz acusadora de Satanás. Sintoniza la nueva melodía de la misericordia y el perdón de Dios, escuchando la voz restauradora de Dios.

Pastor Luis O. De León 

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