Trescientos años antes que Jesús naciera, los celtas habitaron las islas británicas, Escandinava y Europa Occidental. Eran un grupo común y corriente, así como muchos hoy en día. Su gobierno estaba controlado por una sociedad de sacerdotes paganos llamados Druidas. Los Druidas eran satanistas que alababan y servían al dios de la muerte Samhain (pronunciado Sa-ma).
Estos sacerdotes satánicos literalmente controlaban la vida de las personas a través de mecanismos de temor, mucha muerte, enfermedades y destrucción. Esto le sobrevino a los celtas como resultado de los Druidas y sus prácticas.
Cuando el Emperador Constantino decretó que los habitantes de su imperio se convirtieran al cristianismo, muchos ritos paganos se introdujeron. Fue así como el festival de Samhain se infiltró. Ante la posibilidad de abolir completamente las fiestas paganas, la iglesia católica decidió santificar algunas de ellas. En el siglo IX, el papa declaró el 1ro de noviembre como el día de todos los santos, en honor a los martirizados. La misa que se decía en el día de los santos es el “All Hallowmas” y con los años se convirtió en “All Hallow Eve, All Hallowed Eve y finalmente Halloween”. El nombre de Halloween es una transliteración derivada de la expresión inglesa “All Hallow Eve”, lo que significa “víspera o vigilia de todos los santos”.
Antón Lavey, autor de la “biblia satánica” y gran sacerdote de las iglesias satánicas, dice que existen tres días importantes para los satanistas: su cumpleaños, el 30 de abril y el día más importante Halloween. Añade que es en esa noche en la que lo poderes satánicos llegan a su nivel máximo, y cualquier brujo u ocultista que haya tenido dificultad con hechizos y maldiciones puede alcanzar éxito en sus conjuros durante esa noche.
Aunque parezca inocente ver a los niños celebrando esta festividad, disfrazarse de demonio, diablo, bruja, fantasma, monstruos o duende, de alguna manera los relaciona con ese tributo que se le rinde as esas antiguas fuerzas malignas que, obviamente, todavía agobian al mundo.
Pastor Luis O. De León