Ahora, Señor, despides a tu siervo en PAZ, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu SALVACION, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; LUZ para revelación a los gentiles, y GLORIA de tu pueblo Israel.” (Lucas 2:29-32)

El anciano Simeón, era uno del remanente fiel de los judíos que esperaba la venida del Mesías, pero a él se le había comunicado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo, el Ungido del Señor. Cuando entró en el área del templo, se percató de que estaban presentando un niño a Dios, e informado sobrenaturalmente que ese Niño era el Mesías prometido, toma a Jesús en sus brazos y pronuncia el memorable himno, conocido como el NUNC DIMITTIS, ahora…puedes dejar que tu siervo se vaya.

Hay en ese himno, cuatro cosas que Simeón dice del Niño. En primer lugar, Paz. Esta no es una paz fabricada por el sistema humano; es interior, profunda, personal, espiritual, porque proviene de Jesucristo mismo. En segundo lugar, Salvación. Esta no es producto de la moralidad, mente positiva y buenas obras. La salvación que Cristo ofrece, comienza por reconocer nuestra miseria espiritual, que no somos buenos. Es recibir a Cristo en nuestros corazones, arrepintiéndonos de nuestros pecados; salvación comprada en la Cruz. En tercer lugar, Luz. La luz nos habla de una nueva visión para ver la vida, los problemas que la rodean, y aun ver a nuestros seres queridos de manera diferente. En cuarto lugar, Gloria. La Presencia de Dios garantizada por su Palabra en nuestros corazones, familia y en todo lo que hagamos que honre su Nombre.

Simeón, entrega el Niño a José y María. Luego, pronuncia una palabra profética a María, y se retira ante la mirada de asombro de ellos. Ese himno de Simeón, tiene cuatro cosas que tú y yo necesitamos, en estos días tan complicados. HOY, dile al Señor: Dame PAZ, SALVACIÓN, LUZ Y GLORIA.” Tu vida no será igual.

Pastor Luis O. De León

Categories: General