Una misionera cristiana reveló en una visita a una cárcel en Haití, condiciones de vida inhumanas para cientos de hombres encarcelados. Las pequeñas celdas de la cárcel están repletas cada una entre 50 y 60 personas que se ven obligadas a dormir en el piso mientras usan solo un balde de agua por habitación para un baño. Solo aquellos con familiares que pueden enviarles comida pueden comer con regularidad.
La misionera estadounidense Kate Bartow, recientemente visitó la prisión en Jérémie, Haití, por primera vez y logró tomar en secreto imágenes de la cárcel. Al ver el triste estado de las condiciones en la prisión, no es de extrañar que las autoridades prefieran limitar severamente el acceso. La absoluta urgencia expresada por los prisioneros está más allá de la imaginación humana, ya que ruegan incluso por las cosas más pequeñas, como alguien con quien hablar o leer su nota o aceptar el oficio que habían hecho Bartow dijo: «He visto mucho», «Pero esto es lo peor que he visto «, durante una entrevista a Faithwire. Claramente, la experiencia todavía estaba fresca en su mente después de regresar a los Estados Unidos pocas horas antes de la entrevista.
Bartow habló de un muchacho adolescente que reconoció en la prisión. Era uno de los niños de la calle, que están tan afectados por la pobreza que simplemente pasan el rato en las calles todo el día con la esperanza de recoger algunos trozos de comida o centavos. Había sido encarcelado, a la edad de 15 años, supuestamente por peleas callejeras. Pero es difícil decir exactamente quién debería estar en prisión y quién no. Cuando se le preguntó sobre el sistema de justicia, Bartow simplemente respondió «Es Haití. Entonces, no hay uno”.
Mi objetivo es proporcionar a los prisioneros una buena comida a la semana. Eso es bastante mínimo. El objetivo final es encontrar a 380 personas que darían $ 2 a la semana y eso le proporcionaría solo una comida a la semana. Quiero vender sus carteras y billeteras (que hacen en la cárcel)”, explicó Bartow. “Eso es algo que realmente me conmovió, que todavía estaban creando. Siento que cuando dejamos de crear es cuando estamos completamente sin esperanza. Todavía están creando porque todavía se están aferrando a esa esperanza».
Carmen Peterson
Directora de Misiones