“Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”. Hechos 5:29

En estos días tan difíciles de nuestro mundo moderno, sacudido por la violencia de género, sangrientas matanzas, hechicería, infamia, traición, mentira, luchas políticas, pareciera que densos nubarronescubren el horizonte de la esperanza. Hay personas en todo el mundo aturdidas, vidas desorientadas, que no saben para que viven. Hay confusión en el mundo entero acerca de valores, principios, conceptos, que están afectando cada área de la experiencia humana y la iglesia de Cristo no escapa a la presión de este ambiente.

En una sala de maternidad en Suiza, había una frase irónica: “Aquí se nace para vivir, sufrir y morir”. Y lamentablemente, para muchos, estas son las tres realidades de la vida. Ante éste trágico panorama, nos preguntamos: ¿Cuál es el verdadero propósito de la vida? Muchos piensan que el propósito de la vida es trabajar, estudiar, tener familia, cuidar hijos y nietos, hacer deportes, política, etc. Lo cierto que todo lo mencionado es importante, pero no es la primera razón para vivir. Sin entrar en consideraciones filosóficas, teológicas, psicológicas, de las cuales hemos cosechado un pantano cenagoso de mayores confusiones, quiero tomar lo que dice la Biblia, la Palabra de Dios. Sus argumentos son más sencillos de lo que imaginamos, pero más profundos de lo que sospechamos. A la luz de la Biblia, mencionaré tres cosas muy sencillas sobre el tema que nos atañe.

  1. CONOCER A DIOS A TRAVÉS DE JESUCRISTO.
  2. Lo demás carece de importancia. Si usted no coloca este propósito como la prioridad de su vida, sus conquistas personales, aunque esté en el pináculo de sus aspiraciones naturales, se desmoronarán, y todos sus sueños se convertirán en una gran pesadilla, porque usted no ha conocido a Dios a través de Jesucristo.
  3. OBEDECER A DIOS.
  4. La esencia del pecado es la desobediencia, que te lleva a la rebeldía. La esencia de la santidad es la obediencia, que te lleva a la conquista. Una vida obediente, siempre será feliz.
  5. HABLAR DE DIOS
  6. Dios nos dio un mensaje para compartirlo. No basta conocer a Dios y obedecerlo. Hay que hablar de lo que ha hecho el Señor en nuestras vidas.

¿Quieres ser feliz? No juegue más a la vida cristiana, no pierdas el tiempo engañándote a ti mismo y engañando a los demás. Es la hora de decidir. El gran propósito de la vida es conocer a Dios, obedecerle y hablar de Él.

Pastor Luis O. De León

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