Quisiera cerrar los ojos, dormir sin darme cuenta y despertar en el cielo. Buscaría el Rostro Eterno y le miraría sin hacerle preguntas… ¡Todas las comprendería! Descubriría a los amados que me precedieron y nos contemplaríamos asombrados y radiantes de gozo, ¡dichosos de habernos reunidos en la Casa de nuestro Padre!

Quisiera cerrar los ojos, olvidarme de los dolores y las tristezas de la vida, del cansancio de vivir, de tantas mentiras humanas y tanto fingir religioso; de tantos niños que lloran las culpas que no tuvieron, de los hogares rotos y los corazones destrozados.

¡Quisiera cerrar los ojos y despertar en el cielo!… Quisiera cerrar los ojos, dormirme sin darme cuenta y despertar en el cielo. ¡Estoy muy cansado! Parece que no puedo más… sin embargo no lo puedo hacer. Todavía no termine mi carrera. Todavía hay quienes no conocen al Señor Jesucristo. Todavía hay vidas que bendecir, heridas que sanar y pueblos que alcanzar.

¡Quisiera cerrar los ojos…y despertar en el cielo…!

Tomado del libro “Un Corazón Pastoral” del Dr. Carmelo B. Terranova

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