No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Gálatas 6:7 

Por todas partes se habla de abuso, tanto en el mundo social como en la naturaleza. Se abusa de la ecología, de los niños, de las mujeres indefensas, de los hombres necesitados, de las naciones pobres, de las urgencias financieras y se abusa del poder de la autoridad y la posición.

Pero uno de los abusos más tristes, es el abuso del amor de Dios. Porque Dios perdona, abusamos de su perdón; porque Dios promete, abusamos de sus promesas; porque Dios es paciente, abusamos de su paciencia; porque Dios no interviene, abusamos de su silencio.

Los profetas no podían entender la dureza de los judíos al ser llamados vez tras vez al arrepentimiento, abusaban de su amor. Y Dios responde: “Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia”. Moisés no podía entender la obstinación del pueblo, cuando después de tantos milagros, abusaban de su amor, y Dios le responde: “mi presencia irá contigo”. Jesús llora sobre Jerusalén y les recuerda: “como la gallina junta sus polluelos quise juntarlos, pero, no quisisteis”. Poco tiempo después, abusaron de su amor y lo clavaron en la cruz. En todos los casos anteriores, del mismo corazón amoroso de Dios vino el severo, implacable y eterno castigo del Señor.

Dios te ama; pero no abuses de Su amor. Pasa por alto nuestros pecados para que reconozcamos y nos arrepintamos; pero no abuses de Su amor. 

¡Amado Señor, tengo más temor de lastimar Tu amor, que quebrar tu justicia! ¡Ayúdame a no abusar de Tu amor!

Tomado del libro: Un Corazón Pastoral

 del Dr. Carmelo B. Terranova

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