Las intensas lluvias que la ahora depresión tropical Eta ha generado a su paso por Centroamérica han desbordado ríos, inundado comunidades y provocando deslaves de tierra en al menos tres países, donde los fallecidos aumentaron a 19.

La tormenta, que tocó tierra el martes en Nicaragua como huracán categoría 4, se movía lentamente por la región y el pronóstico es que se dirija hacia el Caribe y gane fuerza mientras avanza hacia Cuba. La próxima semana podría estar en el Golfo de México.                                                 

 Eta presentaba vientos máximos sostenidos de 45 kilómetros por hora (30 millas por hora) y se movía al noroeste a 15 kilómetros por hora (nueve millas por hora). Se localizaba a unos 130 kilómetros al sur de La Ceiba, en Honduras.

Mundo Cristiano conversó en exclusiva con Hilda Bendaña, directora de Operación Bendición Honduras de CBN, quien se encuentra en la ciudad hondureña de San Pedro Sula.

“Ha sido algo inesperado, como lo ha sido el 2020 y aquí en Honduras ni siquiera pensábamos que esta tormenta iba a ser de la magnitud que ha sido”, dijo Bendaña.

“Muchos compatriotas han sido afectados y podemos decir que toda la nación, desde el oriente, centro, el occidente y aquí en la parte noratlántica, muchas personas han perdido sus casas. El aeropuerto de San Pedro Sula está totalmente inundado. Hay carreteras que ni se conocen, puentes han colapsado”, agregó.

“Operación Bendición está trabajando para poder ayudar con colchonetas, o sea donde la gente pueda dormir, con unas sábanas, colchitas, kits de higiene, antibacterial porque no podemos dejar de un lado lo que es el COVID-19”. Según informa Bendaña, las iglesias están sirviendo de refugio en medio de la emergencia.

“Estamos confiando en Dios. Gracias a Dios por las iglesias que han abierto las puertas para albergar a las personas”, comentó.  

Carmen Peterson, Directora de Misiones

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