Para muchas personas la época de la navidad son gastos, ropa, comida, viajes, añoranzas, sueños, esperanzas frustradas, días sombríos… ¡Y nada más! Es curioso que, en los últimos 46 años, el suicidio se acentúa más y más en el mes de diciembre. Pareciera que la gente al enfrentarse a las grandes preguntas del sentido de la vida y el propósito de vivir, sucumben ante el vacío existencial de sus propias interrogantes, con la fatal decisión de privarse de la vida.

Esto contrasta con el verdadero y real significado de la navidad. La época de la navidad es tiempo de alegría, regocijo, villancicos, jolgorio. Pero todo lo anterior se experimenta, cuando Cristo es el centro de la festividad. Cuando Cristo no es el objeto de esta época, el vacío en el corazón se vuelve a sentir en enero. El comercio en confabulación con los medios de comunicación ha intentado eliminar a Cristo de esta celebración, y para justificar la compra desmedida en sus comercios, llaman a esta época “Felices fiestas” y no “Feliz Nacimiento de Cristo”. Ignoran o quieren pasar por alto, que Cristo es la razón de este tiempo y es más grande que la época. El gran escritor español Miguel de Unamuno haciendo alusión a lo que estamos viviendo en estos días decía: “Dios de los cielos, líbranos del Cristo de los hombres.” Esta expresión encierra una gran verdad. El Cristo de la cristiandad moderna, es un Cristo impotente. Añade Unamuno, “Lo vemos en la cuna cuando es niño y en una cruz cuando es adulto. Las estampas religiosas tienen dos grandes Cristo: el inocente infante y el impotente crucificado. ¿Dónde está el Cristo resucitado, el poderoso Cristo que realmente necesita la gente? Sorprende las palabras de Miguel de Unamuno, pareciera que escribiera para los días de hoy. Entonces nos preguntamos, ¿A que vino Jesucristo? ¿Por qué necesitamos un Salvador? ¿Cuál es el propósito de la Navidad? A la luz de los evangelios, el Cristo real y poderoso vino a cuatro cosas:

  • A llamarnos al arrepentimiento. (Mateo 9:9-13)
  • A predicar Buenas Noticias. (Marcos 1:37,38)
  • A buscar y salvar lo que se había perdido. (Lucas 19:7-10)
  • A darnos Vida Abundante y Eterna. (Juan 10:7-10) (Juan 11:25)

Hoy puedes disfrutar de estos cuatro regalos que son para ti. Te invito a que tengas un encuentro personal con el Cristo real, el que nos habla la Biblia; el que no ha cambiado.

La mejor navidad es comenzar con Jesucristo en el corazón. ¡Amen!

Pastor Luis O. De León 

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