La Iglesia está destinada al crecimiento y a la expansión. Dios la creó con ese propósito. Una Iglesia que no crece ni se expande, no está cumpliendo con el mandato bíblico y el plan de Dios descrito en la Biblia para ella.

Ese plan se fundamenta en el cumplimiento de la Gran Comisión en Mateo 28:18-20. Dios nos llama a TODOS los creyentes en Cristo, a ser sus mensajeros en el mundo y no solo eso, sino que nos envía al mundo. Esto no implica necesariamente que ese llamado tenga como requisito tener una posición de liderazgo en la Iglesia o una preparación teológica exhaustiva- aunque esto es importante también-, sino a la responsabilidad y compromiso de cada uno de nosotros de ser luz, en medio de las tinieblas. La Evangelización es la razón de ser de la iglesia, y todos somos parte de esa tarea.

Periódicamente la iglesiapasa por crisis teológicas, éticas, espirituales que desenfocan, desvían y en muchas ocasiones estancan el crecimiento y el avance de la Iglesia en el cumplimiento de la Gran Comisión.Es en estos periodos que se hace necesario reafirmar las grandes verdades bíblicas y convertir las crisis en despertamientos espirituales y Evangelísticos. 

Leonardo Ravenhill, el gran pastor y evangelista inglés (1907-1994) y autor de joyas de la literatura cristiana acerca de la oración y los avivamientos decía: “Hay dos factores indispensables para la vida cristiana y la Iglesia que quiere tener poder e influencia: Visión y Pasión.” Comentando sobre este pensamiento de Ravenhill añado lo siguiente, una Visión clara de quien es Dios, quienes somos nosotros, la desesperante condición humana que vive a espaldas de Dios y la tarea a la cual nos ha llamado de predicar el Evangelio. Una Pasión que nos consuma, la cual implica un plan estratégico que nos impulse con todas nuestras fuerzas a cumplir la Visión.

Visión sin Pasión es igual a un visionario teórico. Pasión sin Visión es realizar una tarea desorganizada, fatigante y sin resultados. Visión, Pasión y Oración es igual a un crecimiento integral (Espiritual, corporativo, social y numérico) que traerá como resultado una gran cosecha de almas para Jesucristo y para Gloria de Dios Padre.

No seas un espectador, se parte de este gran mover de Dios por el poder y dirección del Espíritu santo. ¡Recuerda, estamos destinados a crecer!    

Pastor Luis O. De León

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