En el libro Los Hermanos Karamazov, el autor Dostoievski narra una escena muy interesante. Le pregunta el hermano menor al mayor – ya que la trama gira alrededor de ellos – “que hermoso es ser perdonado”, y el hermano mayor responde: “No, es más hermoso perdonar”. Y sobre este concepto gira la idea del perdón en la literatura rusa. En la literatura francesa, el perdón es muy escaso. Sartre dice que es muy difícil perdonar y maneja el concepto desde la perspectiva existencialista, donde explica que el resentimiento es más grande que la bondad humana. Para muchas personas, el arte de perdonar es algo desconocido o utópico.

Gran parte de los problemas emocionales tienen que ver con raíces de resentimiento. El Dr. Tim La Haye, psicólogo cristiano, ya en la presencia del Señor, trabajó mucho con personas abrumadas por los conflictos emocionales producto de las crisis.  Él decía: “Hay personas más enfermas por no perdonar, que por el daño que se le han hecho.

Perdonar, es una necesidad urgente para la salud integral del ser humano. El gran propósito de la oración del Padre Nuestro es trasplantar en nosotros el mismo corazón de Dios, para perdonar como Él nos perdona. 

¿Qué es perdonar? Es dar por cancelada una deuda que no se puede pagar. Es perdonar sin esperar retribución o recompensa. En segundo lugar, es borrar una mancha que no se puede limpiar. En tercer lugar, es olvidar lo que la memoria quiere recordar. Usted dirá- “¡pero esto es imposible! No, es posible, porque de esta misma manera Dios nos perdonó a nosotros. PERO ALGO MÁS: Es declarar que el rencor, el odio y el resentimiento son de Satanás. Que el perdón y el amor son de Dios. El cristiano jamás odia ni tiene resentimiento porque perdona como Cristo lo perdonó. Ama, no obstante toda evidencia en tu contra y perdona, aunque la razón humana diga lo contrario.

Pastor Luis O. De León 

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