Ciertamente yo buscaría a Dios, y encomendaría a Él mi causa; el cual hace cosas grandes e inescrutables y maravillas sin número. Job 5:8-9
Esta frase está impregnada de aparente espiritualidad. Suena muy bien, y debe ser la norma cotidiana de los cristianos. Buscar la dirección de Dios es garantía de seguridad, paz interna y bendición para cuantos nos rodean.
Lamentablemente, algunas veces es usada como excusa para justificar actitudes equivocadas. Puede significar: “Estoy esperando la manera religiosa de escapar de mis responsabilidades espirituales y culpar a otros por mis decisiones.” Y Dios es usado para que garantice decisiones ya tomadas.
A Dios se le encuentra con un corazón humilde y sensible. En una correcta actitud de santidad de motivaciones, y en paz con todos. Así ocurrió en Hechos 13 cuando Dios escogió a Pablo y Bernabé. La voluntad de Dios fue encontrada en oración y ayuno, en la Palabra de Dios y en el servicio y la comunión con los hermanos. Nunca lo hallarás en amargura, resentimiento y crítica. El Señor le dijo a Jeremías: “Me buscareis y me hallareis porque me buscareis de todo corazón…y seré hallado de vosotros”.
Si estás buscando dirección divina, tu actitud y pureza de motivos harán de ti una bendición y una inspiración para todos.
Oración: Señor, limpia nuestros corazones, para, con verdadera humildad acercarnos a Ti. Amén.
Tomado del libro, Un Corazón Pastoral del Dr. Carmelo B. Terranova