Cada generación ha hecho un aporte valioso a la ciencia, la tecnología y al conocimiento. El cúmulo de información a través de la cibernética es tan vertiginoso, que se sabe más en menos tiempo, es decir, es un crecimiento geométrico. Dicen los expertos del aprendizaje, que el conocimiento se septuplica cada dos semanas. No obstante, los avances en el ámbito del conocimiento y de la tecnología, hay tres cosas que hemos perdido con estos grandes cambios:

1-        El sentido del pudor– Nada nos avergüenza. Nada nos ruboriza. El recato cede lugar a la desfachatez. Somos sinvergüenzas de cosas que deberían darnos vergüenzas. El uso del lenguaje soez en las grandes producciones cinematográficas y en la vida cotidiana refleja la condición de nuestro corazón.

2-        El sentido del humor– Nuestro mundo es cada día más triste y ausente de risas frescas y sanas. El mundo nuestro es sombrío, deprimente y taciturno; sí hay algo de humor, este es negro, sucio, doble sentido y de mal gusto.

3-        El sentido del honor– En estos días, nadie cree en nadie. Ni en los políticos, ni en los líderes comunitarios, ni aun en los líderes religiosos. Todos viven sospechando del otro; no existe esa transparencia en las relaciones de amistad. Somos personas utilitarias y utilizadas para los fines egoístas de aquellos que consiguen algo de nosotros o nosotros algo de ellos. El día que no te usen, desapareces como un malestar de estomago; esa es la definición de amistad de los días modernos. En los tiempos de antaño la palabra de honor era suficiente y final. Hoy en día es necesario un sinnúmero de compromisos, escritos, documentos y promesas y con todo, las personas no cumplen y quedan como irresponsables.

Esto es lo que expresa Mateo 5:37. Jesús está diciendo que para ser feliz y una persona de respetabilidad, hay que tener un sentido de honor, aunque no sea la moda de nuestros días. La persona que precisa jurar, prometer y utilizar elementos religiosos o genealógicos para sustentar los cumplimientos de su palabra, es sospechoso de desconfianza. Es de más valor HACER, que decir todo lo que PUEDES HACER.

Para que seas hoy una Persona de Honor, da una gran SÍ a Dios y una gran NO al pecado. Créele a Dios, obedece y la gente creerá en ti. Tú vales, tienes valor de dignidad, actúa en esa altura y dimensión. Cristo pagó mucho por ti.

Pastor Luis O. De León

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