“Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo”. Salmos 100:1, 2

Este es uno de los clásicos salmos que nos invitan a la alabanza y la adoración a nuestro Señor, con una nota de gratitud. Y es que la gratitud y la alabanza van tomada de la mano. No podemos dar gracias si no hay una nota de alabanza y no podemos alabar sino hay gratitud en nuestros corazones.

Muchos piensan que para alabar a Dios necesitan una sucesión de situaciones agradables y que todo esté bien. Cuando vemos los ejemplos de Pablo y Silas en la cárcel narrados por el libro de los Hechos, concluimos que la alabanza a Dios está por encima de nuestro estado de ánimo y circunstancias.

Este salmo nos enseña cuatro razones para vivir en la dimensión de la gratitud:

1-(vr.3) Reconoced – La grandeza de nuestra vida está determinada por la grandeza de nuestro Dios. La biblia nos enseña que Dios es personal; nos cuida, nos guía, nos consuela y nos fortalece. Comienza reconociéndolo como el SEÑOR DE TU VIDA.

2- (vr.4) Entrad con acción de gracias – Es más que gratitud, es una actitud. Dar gracias por lo que hemos recibido es gratitud, dar gracias por lo que no he recibido es fe.

3- (vr.1) Cantad alegres a Dios – Es la expresión de alabanza más hermosa del creyente. Es cantar con el corazón, por que expresa nuestra felicidad.

4- (vr.2) Servid con alegría – Cuando en nuestras vidas hay alabanza, adoración y gratitud, entonces servimos a Dios como una consecuencia natural producto de su amor en nosotros.

Te invito a entrar en la dimensión de lo sobrenatural, de la gratitud. No habrá tiempo para quejarnos, murmurar y hablar de los demás.

ALABANZA, ADORACIÓN Y GRATITUD; ¡QUE COMBINACIÓN PODEROSA!

Pastor Luis O. De León

 

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