“Y que desde niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús”. 2 Timoteo 3:15

En la época antigua la consideración de los niños fue muy diferente de la que podemos tener hoy en día. Entre los griegos, se practicaba la exposición de los hijos, es decir, que cuando nacía una criatura el padre podía darse la libertad de aceptarlo o no, ya porque dudara que era hijo suyo o por débil y deforme. En Roma el nacimiento de un niño no se limitaba a ser un hecho biológico, sino en virtud de una decisión del jefe de familia; la anticoncepción, el aborto, la exposición (como practicaban los griegos) de niños de origen extraconyugal y el infanticidio del hijo de una esclava eran prácticas usuales y hasta legales.

En la Biblia, la importancia de la niñez está afirmada en las numerosas alusiones hacia ellos, donde eran objeto de amor y cuidado. Además se consideraban como un especial regalo de Dios. Para Jesús los niños ocuparon un lugar importante como modelo para el nuevo hombre, cuando los discípulos preguntaron a Jesús acerca de quién sería el mayor. También traían a los niños para que Jesús los tocase y les diera la bendición, cosa que los discípulos trataron de impedir, recibiendo una reprimenda muy severa de parte de Jesús.

A partir del siglo XIX se comenzó a revisar profundamente la concepción de los niños como personas, pero sin garantías hasta el día de hoy de que no sean utilizados y maltratados. En mis viajes por centro y sur América pude evidenciar el abandono de los niños en las calles de la ciudad, utilizados para todo tipo de aberración humana. En Puerto Rico vivimos la misma situación.

La familia cristiana, la Iglesia, está llamada a levantar una niñez sana. El apóstol Pablo  apela al recuerdo de Timoteo, lo que fue una práctica en su familia; esta enseñanza que fue permanente, personalizada y formativa de manera integral. A esto nos llama el Señor.

Levantemos una niñez sana y santa y tendremos una sociedad sana y santa.

Pastor Luis O. De León

 

Categories: Reflexiones