Todos los años para esta época, surgen grupos – específicamente del ala ultra religiosa – que cuestionan la fecha y las motivaciones de la Navidad. En su afán por defender supuestas posturas y fechas históricas, pierden de vista la gran oportunidad de proclamar el Nacimiento Virginal de Nuestro Señor Jesucristo y su misión Salvadora. Eventualmente terminan irritados, rechazados y amargados.

Definitivamente, nadie sabe con exactitud cuando nació Jesús. Por elementos climatológicos y datos que surgen de la historia bíblica pudo haber nacido en abril o mayo. Por el otro lado, la celebración de la Navidad no era parte de las prácticas de la Iglesia en sus inicios, pues los primeros siglos fueron tiempos de persecución y solo festejaban la resurrección de Cristo. La pregunta que surge es ¿Por qué  la fecha del 25 de diciembre?

Cuando el Emperador Constantino se convirtió en el año 336 D.C., instituyó ésta fecha para contrarrestar una fiesta pagana llamada “Nace el Sol Invicto”, en alusión al nacimiento del dios Sol, conocida como la fiesta de Mitra. Se utilizó ese momento para afirmar que Jesucristo era el Sol Invicto de Justicia y Salvación.

A pesar del contexto actual de comercialización, consumismo y secularismo humanista que ha desvirtuado esta celebración Teológica, lo más importante no es la fecha, sino la proclamación que Cristo nació para salvar a los pecadores de los cuales tu y yo somos los primeros y afirmar el estilo de vida que Él encarnó y enseñó, con la esperanza en la promesa de su Retorno. Porque nos ha nacido un SALVADOR QUE ES CRISTO JESÚS SEÑOR NUESTRO. AMÉN

Pastor Luis O. De León

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