La entrada de reyes a la ciudad se distinguía por lo majestuoso y esplendoroso de su llegada. Ocurría luego de ganar grandes guerras y conquistar los territorios enemigos. El pueblo festejaba ese evento con gran alegría y la fiesta era de todos.

En varias ocasiones Jesús rechazó ser coronado y exaltado como rey. No pretendía recibir la gloria de los líderes religiosos de su pueblo. No aceptó que se viera su vida como un libertador político. Tampoco quería recibir el reconocimiento hipócrita de gente que no entendiera su propósito.

Sólo  cuando se cumplió el tiempo, entró como rey. Las diferencias de Jesús con los otros, era su propósito.

¡Hosanna!  Es la expresión espontánea del corazón de un pueblo que reconocía la capacidad salvadora de Jesús, no como político, religioso o erudito.  Más bien ya veían a Jesús como el “bendito  que viene en el nombre del Señor”.

Norberto Arce Reyes

Categories: Reflexiones