Jesús está culminando el Sermón del Monte y como todo orador, la parte final debe ser la que resuma, haga conciso y claro todo lo expresado anteriormente. La pregunta sería ¿Cómo aplicar a la vida práctica todo este sermón? Entonces Jesús usa una comparación y lo resume en dos actitudes.

Jesús divide al auditorio en dos grupos, los prudentes y los insensatos. ¿Puede ser una persona mala, prudente? Claro que sí. ¿Puede ser una persona buena, insensata? Por supuesto que sí. Curiosamente no habla de valores, sino de actitudes. Se resume de la siguiente manera: Solo hay dos clases de ser humano: Prudente ó insensato. Solo hay dos clases de cimiento: Roca ó arena. Solo hay dos resultados distintos: Ruinas o permanencias.

Para evitar sospechas de parcialidad, el pasaje revela en los protagonistas dos cosas en común. Primero una casa para vivir; y en segundo lugar una tormenta para prevenir. Esto dos elementos aplican a toda persona. Una persona insensata es aquella que es impetuosa (vive el momento), obstinado (oye y no obedece), autosuficiente (cree saber todo) e ignorante (no distingue arena de roca). Por el otro lado la persona prudente mira el porvenir, la tormenta viene e investiga correctamente cual es el mejor terreno. La Roca representa a Cristo y la arena el cúmulo de nuestras opiniones egoístas.

Hay tres verdades que este pasaje nos enseña:
1- Las crisis vienen para todos. La fe cristiana no es garantía contra las tormentas, ni un seguro contra los problemas.
2-La vida cristiana no evita las tormentas. La gran garantía es que Jesús está en medio de nuestras tormentas. Lo más hermoso de la vida cristiana, no es la ausencia de crisis, sino la Presencia de Dios en medio de las crisis.
3-Un cristianismo sin Cristo en mi caminar diario es una falacia. Las confesiones positivistas se centran-en su gran mayoría- en el hecho de no sufrir, ni tener crisis; ignorando que estas situaciones forman el carácter de un cristiano maduro. Curiosamente en el idioma chino la palabra crisis significa oportunidades. Las crisis siempre son pedagógicas.

Así termina Jesús el Sermón del Monte. Pero realmente no lo termina, deja a todos con una elección en sus manos: las arenas movedizas de esta vida o la Roca Eterna de los siglos: Cristo. ¿Eres tú prudente o insensato? ¿Qué harás cuando vengan las tormentas? ¿Dónde descansa tu fe: en la arena o en la Roca? Tus contestaciones a estas preguntas, revelarán en que terreno te encuentras.

Pastor Luis O. De León

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