La ira es una de las emociones del ser humano que está fuera de control en nuestro tiempo. Bajo un acceso de ira muchas personas cometen actos que luego se arrepienten y se ven obligados a pagar las consecuencias.

La ira se define como emoción excesiva o pasión incitada por un sentido de daño o injusticia que se puede aplicar a uno mismo o a otros. (Diccionario Webster).

Bíblicamente la ira es una energía dada por Dios con la intención de ayudar a resolver problemas; así que la ira no siempre es pecado.  El Salmo 7:11 dice: “Dios está airado contra el impío”. Al cristiano se le permite estar airado. “Airaos, pero no pequéis…” Efesios 4:26

La ira se vuelve pecado cuando es motivada por el egoísmo, se distorsiona el objetivo de Dios y se usa la energía para atacar las personas en lugar del problema.

Algunas personas viven enojadas:

1-      Porque Dios cambió sus planes

2-      Porque piensan que con su enojo logran algo

3-      Ven prosperar a sus enemigos

4-       Por las cosas que Dios ha quitado de su vida

 

“Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo”

Efesios 4:26

 Gloria Vidal de Albó

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