¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán sino fueren enviados? Romanos 10:14,15

Nuestro mundo vive una implacable escala de crueldad, violencia, enfermedad, cataclismo y terror. Las lacras de los poderosos, religiosos y gobernantes han minado la credibilidad y confianza en las personas. Lo que nuestro mundo vive es el reflejo de una pesadilla de horror producto de hombres y mujeres que han decidido vivir a espaldas de Dios.

Esto no me sorprende tanto como la respuesta de algunos cristianos ante esta situación. Por ejemplo algunos dicen: “Esto era de esperarse, la Biblia lo dice que esto irá de mal en peor.” Y se resignan a vivir en el conformismo y la insensibilidad. Otros cristianos, por el otro lado, se han involucrado en un mensaje positivista, egoístas cuyo fin es reclamar y declarar bendiciones, prosperidad y comodidad.

Sin embargo yo escucho desde el trono de Dios, como un eco que repercute y palpita en mi corazón; el gemir de miles de millones de personas en todo el mundo buscando una respuesta y el auxilio de Dios ante la desesperante oscuridad y extrema miseria en que viven. ¿Qué Haremos? Ambos extremos citados en el párrafo anterior olvidan que nuestra misión es compartir el Evangelio. En Romanos 10:14,15 tenemos la respuesta de Dios. Hay cuatro “Cómo” que nos recuerda que la responsabilidad total es de cada uno de nosotros. Tenemos que estar dispuestos a ir, ser enviados, para que oigan y crean los no cristianos e invoquen y reciban a Jesucristo. Todo esto comienza por nosotros. ¿Qué estás haciendo para enviar a otros? ¿Qué estás haciendo con los recursos económicos que Dios te ha permitido recibir en pro de las misiones? ¿Tus amigos, familiares, vecinos conocen al Señor Jesucristo? Despertemos de este letargo, salgamos de nuestros refugios de comodidad y conformismo y cumplamos el sueño de Dios, porque Dios tiene corazón misionero. Si no fuera así, ni tú, ni yo estuviéramos disfrutando de esta Salvación tan grande. Hoy más que nunca, Dios nos convoca a cada uno de nosotros, a la Alianza Cristiana y Misionera de Fajardo, a todas las Iglesias de Puerto Rico y del mundo: RESCATEMOS LA PASIÓN POR LAS MISIONES.

Pastor Luis O. De León

Categories: Reflexiones