Los seguidores de Jesús en Egipto se han enfrentado a importantes retos de fe en su camino en este año 2012. Egipto ocupa el puesto número 15 en la Lista de Vigilancia Mundial de Open Doors de los 50 países que son los peores perseguidores de cristianos. Sin embargo, a principios de este mes cerca de 1,000 jóvenes cristianos vinieron de todas partes de Egipto por 3 días para adorar al Señor y buscar la bendición de Dios para su país.  Las edades de estos cristianos que se reunieron para adorar a Dios están entre los 13 y 30 años.  Durante los 3 días desde las 10 am hasta las 8 pm, estos egipcios clamaron a Dios.  Muchos viajaron cientos de kilómetros hasta el lugar de culto en medio del desierto al norte de El Cairo.  “Para hacer un ruido santo rugiente, escuchar mensajes poderosos desafiantes y orar por la poderosa presencia de Dios en nuestras vidas, realmente es difícil de describirlo con palabras”, dice un líder cristiano, según cita Charisma News.  El evento se llevó a cabo en un pequeño estadio de futbol donde no hubo espacio para más. “Miles estaban sentados a mi derecha, a mi izquierda, miles y miles de personas más en el centro.  Estos jóvenes vinieron de todo Egipto.  Cerca de 3,000 de ellos vinieron de muchas ciudades ubicadas en el sur de Egipto.  Ellos fueron alojados en instalaciones para conferencias que están disponibles y cercanas.  Los restantes, que eran 7,000, tenían que recorrer todo el camino cada día por la mañana desde El Cairo y Alejandría en unos 130 buses grandes, y luego irse a casa durante la noche”.  De acuerdo con el líder de la iglesia de Charisma News, otros 2 millones siguieron el evento en Internet.  Este evento de 3 días de duración, fue llamado “Una Cosa”.  El tema de las reuniones fue tomado del Salmo 27:4: “Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida,  para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo”. “Esta gran conferencia juvenil fue bastante impresionante”, afirmó el líder. “Sin embargo, lo que realmente fue más impresionante y conmovedor, fueron las lágrimas bajando por las mejillas de los niños y niñas, y los gritos genuinos que decían el nombre del Señor, eso hizo eco en el silencio del desierto, proclamando que nuestro Padre Dios es el Señor y el Maestro de una generación de jóvenes cristianos en Egipto”.