Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. (Josué 1:8)
La fórmula del éxito comienza con guardar Su Palabra en su boca. Hable la Palabra de Dios. Dios le dio a Israel estas instrucciones: Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes (Deut. 6:6,7).
Dios le dijo a Israel que hablaran Su Palabra cuando se sentaran, cuando caminaran, cuando se acostaran y cuando se levantaran. ¡Eso significa todo el tiempo! ¿Cómo podrá eso ser posible? Jesús dijo, De la abundancia del corazón habla la boca (Mateo 12:34). Las palabras que usted pone dentro de sí mismo son las palabras que salen. ¿Cuáles palabras ve y escucha la mayoría del tiempo? –¿la televisión, radio, periódicos, novelas—o la Palabra de Dios?
Escúchese a sí mismo hablar, y sabrá lo que reside en usted en abundancia. Si usted está hablando de duda, temor, y enfermedad, eso es lo que está en usted en abundancia. ¡Su fuente de información debe ser cambiada!
La corriente de cosas en este mundo es negativa. A menos que usted tome acción contra el orden de mundo con la Palabra de Dios, su boca hablará de experiencias, circunstancias, y tradición.
Jesús dijo, Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho (Marcos 11:23).
Usted recibe en esta vida exactamente lo que dice con su boca. La palabra de su boca es su fe hablando.
Tomado del libro “La voluntad de Dios para usted” por Gloria Copeland