Es sabio hacer de la confianza y la obediencia a Dios nuestro verdadero propósito en la vida. Esto nos dará dirección y paz a pesar de las circunstancias y las consecuencias. No debemos obedecer a cualquiera que nos pida desobedecer a Dios. Nuestra lealtad primeramente debe ser para Dios.
Daniel es un ejemplo de dedicación y consagración. Se determinó a servir a Dios a pesar de las consecuencias. No se rindió ante las presiones de una sociedad pagana debido a que tenía un propósito claro en la vida. Y para cumplir con ese propósito, necesitamos permanecer en Él, ser constante en la oración, ser íntegros y contentarnos con servir a Dios en el lugar que Dios nos ponga.
Sabiendo que si nuestra confianza está en Dios, Él estará con nosotros a lo largo de nuestras pruebas y no nos dejará. Porque Él nos prometió que estaría con nosotros. Como Dios ha sido fiel con nosotros, debemos permanecer fieles a Él. Como Daniel debemos ser fieles a Dios y no permitir que las circunstancias, aún cuando estemos en peligro, nos impidan presentar nuestras peticiones delante de Dios y que nada nos haga abandonar nuestra oración y devoción diaria. Daniel Cap.6.
Carmen Peterson