Ezequiel 3:25-26; 24:26-27

El nombre de Ezequiel significa “Dios fortalecerá” o “prevalecerá”.  Fue tanto sacerdote como profeta.  Ezequiel recibió su llamado al ministerio profético cuando tenía 30 años de edad, en el año quinto de la cautividad de Joaquín (593a.c.).

Se le advierte a Ezequiel desde el principio, que se le llama a una vida de sufrimientos  y de persecución.  Su mensaje  viene de Dios en forma de un rollo, que se le manda comer.  En su boca el rollo fue dulce como miel, lo que parece indicar que hallaba gozo en ser mensajero de Dios, aun cuando el mensaje fuera de angustia.  Comer el libro, ya sea literalmente o solamente en una visión, significaba digerir bien su contenido de tal manera que el mensaje se hiciera parte de su mismo ser.  Dios parece imponerle a Ezequiel cierta responsabilidad referente a la destrucción de su nación, que solamente declarando fielmente el mensaje divino podría evitar.  También se le previene que a veces Dios le impondría silencio, siendo esto una admonición para que hablara, no sus propias ideas sino solamente lo que Dios le mandara.

¡Cuánto necesitamos de la sabiduría para hablar sólo cuando el Señor lo quiere, y también para saber cuándo debemos guardar silencio!

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