Dice A.W. Tozer que es difícil que un hombre sea salvo si se acerca a Cristo solo para recibir ayuda y no para obedecerle. Tuve que repasar varias veces este pensamiento para aceptar que es cierto. Al mismo tiempo explicaría el cristianismo “cosmético” de muchas personas: un simple arreglo exterior que cambia la imagen, pero no el interior.
Muchos desean ser remendados, no regenerados. Dios no mejorará jamás tu vida; la hará totalmente nueva. Y para hacerlo deberá desechar tu vida actual con todo lo bueno que creas tener y con todo lo malo que crees que no tienes.
Hay una gran equivocación al pensar que Dios quitará lo malo de tu vida y te dará palmaditas de felicitación por “lo bueno que hay en ti”. Algunos creen que son tan buenos que esperan ser recibidos con aplausos angelicales en el cielo. El profeta Isaías desinfla el globo de nuestro orgullo con palabras muy fuertes, pero muy claras: “Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga…”
Este proceso de regeneración espiritual y vida espiritual nos acompañará toda la vida. Aún siendo cristianos lo mejor de nuestra naturaleza se llama “carne”. Y Dios no quiere remiendos mezclados con lo temporal y lo eterno. Él nunca remendará tu vida: la hará de nuevo o la dejará totalmente perdida.
Tomado del libro Un corazón Pastoral por el Dr. Carmelo B. Terranova.