El Estado de Eritrea, es un país situado al noreste de África. Se independizó en 1993, lo que lo convierte en uno de los estados más jóvenes del mundo, pero prohíbe que las iglesias cristianas tengan libertad de culto. En Eritrea, casi la mitad de la población se declara cristiana, pero la violencia causada por la persecución religiosa ha conducido a los fieles a asistir a iglesias clandestinas para evitar ser encarcelados y torturados.
Misgana es una cristiana que vive en el país y accedió a hablar sobre los servicios clandestinos que se llevan a cabo en los sótanos de casas particulares. “Hemos adorado al Señor en dormitorios y cocinas bajo tierra”, explica la joven. “Desde el 2002, las iglesias cristianas fueron cerradas por las autoridades; así que tenemos que estar juntos en el sótano de la casa. Algunos hermanos ceden sus casas voluntariamente para que podamos adorar a Dios.”
Sin embargo, los cultos no pueden levantar sospechas, por lo que las reuniones se hacen en silencio y los cristianos lamentan no poder cantar en voz alta y con alegría alabanzas al Señor.
“Lo que echamos de menos es ejercer nuestra fe en Cristo públicamente, poder cantar alegremente en voz alta. Ahora sólo podemos susurrar. ¡Imagínese lo difícil que es para nosotros! Queremos expresar nuestra alegría en el Señor, pero no podemos”, dijo Misgana a Puertas Abiertas.
Ser cristiano en Eritrea es un delito grave, la persecución es tan fuerte que el país se encuentra en el décimo lugar en la lista de Puertas Abiertas, un ministerio que vela por la persecución que sufren los cristianos en el mundo. Para tener una idea, se estima que más de 2,800 cristianos son encarcelados en Eritrea y no se les permite ningún contacto con sus familias.
“Oremos por los cristianos en Eritrea para que puedan adorar a Dios con libertad algún día, de alguna manera”, pide Misgana. “Queremos darle la gloria a El y que nuestra ciudad se una y se regocije”.