Antônio Silva Neto, de 46 años de edad, un ex policía militar de Paraíba, Brasil que fue condenado a 15 años de prisión por el asesinato de su esposa en 1991. Ahora es un ejemplo de la conversión y del poder de Cristo que obra en las personas. Neto dice que cuando él era un policía, su trabajo estuvo marcado por la violencia: “Yo era un hombre violento, motivado por la protesta pública y el sentido de justicia en esa época”, dijo. “Mi objetivo era matar y tirar a criminales en circulación. Cuando llegué a la cárcel, conocí el infierno. Los presos golpeaban los barrotes de sus celdas pues se habían agitado con mi presencia”, recuerda Neto. A pesar de que no cumplió más de un tercio de su condena en un régimen cerrado, este fue el período que cambió su vida. Según Neto, la visita de su madre fueron memorias dolorosas: “Mi madre me visitaba constantemente, con mucha lucha, sin condiciones. Delgada y a pasos lentos y cansados siempre fue a visitarme. Me hizo llorar”, recuerda el ex policía. Neto explica que el ambiente de la prisión es una combinación de “el olor de las personas, la orina, el sudor, perfumes, creolina… Es difícil de describir. El calor intenso y muchas veces casi insoportable… las cárceles están llenas y sin espacio para la locomoción o la entrada del aire. Sin mencionar el deseo de salir sin poder. El deseo de comer mejor comida, sin embargo, la situación es simple, casi todo, excepto para los que están detrás de las rejas”, dice. “Yo vivía en un infierno dentro del presidio. ¿Te imaginas? El hecho de que había sido un policía militar. Lo más difícil era llegar a mantenerme con vida, después de todo, fui amenazado de muerte constantemente”. Durante este período, Neto luchó para portarse bien con la ayuda de evangelistas ligados a la Iglesia Universal del Reino de Dios : “Me dijeron que si ponía mi fe en Dios, todo cambiaría. ¡No tenía nada que perder, así que creí! Eso es lo que tengo, el poder de volver a escribir mi historia”. Al salir de la cárcel por un régimen semi-abierto, Neto, comenzó a trabajar como guardia de la Asamblea Legislativa de su estado, así que reconstruyó su vida y volvió a estudiar. En el 2011, fue nombrado por el gobierno estatal como el director de la penitenciaría de Sapé, a 55 kilómetros de João Pessoa, capital de Paraíba. Aunque fue criticado, Neto, comenzó a poner en práctica nuevas formas de trabajo en la administración penitenciaria, siendo consciente de las dificultades de la vida en prisión, ha creado un sistema de cualificación y trabajo para los detenidos: “Yo fui muy criticado por mis colegas de seguridad, pero gracias a Dios, he desempeñado mi trabajo con éxito por lo que he sido invitado a asistir a seminarios y conferencias en el país y también en Bolivia, para abordar el modelo de administración en la prisión”, dice Neto al Portal Correio. El centro de detención, alberga a 168 reclusos aunque la capacidad es de 70. El modelo utilizado por Neto, permite, que a pesar del hacinamiento, no haya disturbios o abandonen las tareas: “Hay 100% de asistencia. Los reos reciben cursos de escuela media y secundaria. También clases de cocina, pintura, manualidades, jardinería y la fabricación de productos de limpieza. Otro hecho importante es que tenemos la tasa de reincidencia más baja.
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