“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mi camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.” Salmo 139:23-24
Uno de los pasajes más aterradores es aquel donde Jesús rechaza de Su presencia a muchos de sus seguidores con la frase cortante: “Nunca os conocí, hacedores de cosas malas.”
La seguridad de mi salvación no me da licencia para pecar. La pretendida presunción de “pierdo bendición, pero no pierdo la salvación”, demuestra claramente que nunca ha conocido al Salvador. El apóstol Juan- el teólogo de la seguridad – dice claramente que: “El que es nacido de Dios no practica el pecado…y no puede, porque es nacido de Dios.”
Si tú te metes en lugares mundanos, claramente mundanos, aun con la excusa de que siempre hay “algo bueno”, no esperes que allí te acompañe el Señor, ni tampoco creas que se arregla con una simple excusa de “libertad cristiana.”
El apóstol Judas declaró que para estas personas que convierten la salvación en liviandad y mundanalidad, “les está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas.” ¡Es algo más que simplemente “perder la bendición”!
No podemos jugar con Dios, “porque Dios no puede ser burlado”. Si eres salvo, tendrás temor de desobedecer al Señor. Pero si te justificas jugando con Dios, no te equivoques, no perderás bendición, simplemente nunca has sido salvo.
Abre tu Biblia en el Salmo 139:23-24 no salgas de ahí hasta conocer tu verdadera posición en Cristo.
Tomado de el libro: “Un corazón pastoral” del Dr. Carmelo B. Terranova.