Por Sabelle Millimono

Sabelle asiste a una iglesia plantada en Leguevin, Francia, dirigida por los trabajadores aliancistas internacionales, Brad y Tina Reynolds 

Siempre me gustaron las navidades, pero solamente era una época para dar y recibir regalos.  Hace un año atrás, busqué desesperadamente una forma de comenzar una relación duradera con Dios.  Las circunstancias me habían robado la paz.  Ni tan siquiera una carrera exitosa o mi familia llenaba  el vacío en mi corazón.

Criada en otra religión, el único dios que conocía no me atraía.  Conversaciones que tuve con amistades que seguían a Jesús, me hizo querer conocer más acerca del Cristianismo.  Una amiga me invitó a su iglesia y mi esposo me acompañó. Decidimos coger unas clases que la iglesia iba a comenzar.  Domingo tras domingo, sesión tras sesión, Dios iba llenando nuestros corazones en una forma increíble y decidimos poner nuestra confianza en Jesús.

Mientras trataba de vivir mi vida a mi manera, no era feliz, sentía mucha inseguridad y no tenía tranquilidad.  Ahora tengo gozo y esperanza para mi futuro.  Quiero que la luz que brilla en mí alumbre las vidas de los que me rodean.

En estas navidades le daré lo mejor de mí a Jesús por tan precioso regalo a nosotros.  El escogió hacerse uno de nosotros, pagar el precio de muerte y enseñarnos la manera que debemos vivir.  Celebraré Su nacimiento con gratitud por todo lo que Él ha hecho y sigue haciendo por nosotros.

Jesús me ofreció compasión, amor y una familia nueva.  El hizo que regresara a casa.