Hace algunos días estaba en una oficina de gobierno realizando unas diligencias personales. En la espera, se sienta a mi lado una dama con su teléfono celular en mano. Durante la hora y media que estuve esperando mi turno, esta señora estuvo todo ese tiempo, a voz en cuello con su celular, criticando y hablando mal de toda su familia, vecinos, suegra, nuera, compañeros de trabajo, hijos y nietos. Para colmo, luego que termina su “edificante” llamada telefónica, comienza a criticar los empleados de la oficina y a persuadir a los demás para que le apoyaran en toda su ponencia. No le parece esto familiar.

La crítica se ha convertido en un hábito común en nuestras conversaciones cotidianas. Nos dedicamos a buscar todos los defectos y no las virtudes. Nuestro mundo se va amargando paulatinamente.  Por lo tanto, todos pasaremos por momentos en los que se nos critique, a veces con razón, pero muy a menudo, injustamente. Eso crea un ambiente tenso y definitivamente afectan las relaciones con los demás. Por lo general los que critican no tienen intención de ayudarte: sencillamente intentan destruirte. La crítica es más un reflejo de quien critica que de la persona criticada.

Hay crítica constructiva que puede ser muy útil. La perspectiva de alguien que tiene buenas intenciones para ti puede iluminar un área en la que puedes mejorar. Pero es triste que la mayoría de las veces, la crítica no tenga como fin la edificación sino la destrucción.

No podemos evitar ser criticados, pero si evitar que éstas te desanimen y obstruyan el propósito de Dios en tu vida. Entonces, ¿Que hago con las críticas?:

1-       Llena tu vida del Espíritu SantoTendrás la madurez emocional y espiritual para enfrentarlas. (Colosenses 3:12-17)

2-       Nunca tomes la crítica como algo personal– Muchas veces no se trata de ti, sino de la condición espiritual de quien te critica.

3-       No permitas que los Ríos de Agua Viva se sequen– No des lugar a la amargura y al resentimiento.

4-       Despreocúpate de lo que digan de ti si estás agradando a Dios– Honrar a Dios trae críticas. Ahora si te critican porque no estás honrando a Dios, pues ésta es válida.

5-       No permitas que las críticas te cambien– Las críticas endurecen el corazón. Ten cuero de rinoceronte y corazón de paloma.

6-       Para que no te conviertas en un crítico, celebra las victorias de los demás– Cuando te alegras por el triunfo de otros, Dios abrirá puertas para tu victoria.

Si las críticas han herido tu corazón y lo han llenado de amargura, perdona y entrégalos al Señor. Él te defenderá, te reivindicará. 

Pastor Luis O. De León

 

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