Si yo diera el diezmo estaría en mejores relaciones con Dios, mi conciencia libre para adorar y orar. Sabría que no he robado a Dios su diezmo. No me avergonzaría de ir a Su Presencia para expresarle mi amor, pues estaría consciente de que la ofrenda de mi corazón corre paralela con la ofrenda de mi obediencia.

Si yo diera el diezmo mi iglesia podría alcanzar más almas. Planificaría con fe y confianza sabiendo que tiene el respaldo de una congregación fiel y sana. No sólo que cubriría sus gastos, sino que tendría excedentes para comprometerse con la visión misionera de la iglesia y ayudar a los que tienen verdaderas necesidades.

Pero…si no lo diera, muchas almas no se salvarían, muchos proyectos quedarían truncos, y por más que lo intente no tendría paz en mi corazón al escuchar las voces de tantos que por mi egoísmo viven crisis.

Si yo diera el diezmo mi economía mejoraría. Sabría que al cumplir con Dios, Dios estaría cumpliendo conmigo. Al buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, sabría con certeza, que las demás cosas me serían añadidas.

Pero…si no lo diera, aún teniendo mucho, no lo disfrutaría. En la crisis estaría en desventaja y el futuro estaría ausente de garantías.

Si yo diera el diezmo, todo sería distinto.

 

Tomado del libro Un corazón Pastoral por el Dr. Carmelo B. Terranova.

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