“Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido.” 1 Corintios 2:12
La empresa pondera la eficiencia y la responsabilidad como la marca distintiva de la calidad profesional. Así debe ser. La iglesia no espera menos de sus miembros, ministros y funcionarios. Pero hay otro ingrediente que marca la distancia entre la tierra y el cielo, entre la iglesia y la empresa: la Espiritualidad.
Espiritualidad es colocar las prioridades espirituales muy encima de todo otro interés. Es darle a Dios el lugar, el honor y el amor que Él merece. Puede haber eficiencia sin que haya espiritualidad. Puede haber mucho trabajo extremo, responsable y encomiable pero ausencia de comunión y aprobación de Dios.
Saúl era eficiente, pero no espiritual, Caín era trabajador, pero no espiritual, Esaú era eficiente, pero no espiritual. Cada uno de ellos estaba interesado en su “reinito”, pero no en el reino de Dios.
Una persona espiritual desdeñará cualquier compromiso que le aleje de un servicio de oración. Sabrá sin la menor duda y con absoluta certeza qué deberá dejar para agradar al Señor. Percibirá con claridad absoluta lo que realmente le agrada a Dios y lo que le apetece a la carne. (La suya, no la de los otros).
Anhelo hombres y mujeres eficaces y espirituales. Bien eficaces, pero bien espirituales, y tengo la impresión que si túescoges ser espiritual, Dios te hará eficaz.
Tomado del libro Un Corazón pastoral por el Dr. Carmelo B. Terranova