¿Quién de nosotros no desearíamos comenzar de nuevo? Todo ser humano tiene el anhelo de comenzar de nuevo. Cada fin de año es ideal para examinar, estructurar, evaluar y analizar lo bueno y lo malo, buscando alternativas para mejorar.

Hay dos puntos de vista del triunfo. El punto de vista humano: es exterior, superficial, alcanzar logros académicos, políticos, profesionales, conseguir los aplausos humanos. Todo esto nos ofrece satisfacción instantánea, eventualmente, deja un vacío interior que sumerge a las personas en un oscuro abismo de ausencia de propósito. El punto de vista de Dios es totalmente diferente al del mundo. Comienza arriba buscando a Dios, luego una mirada adentro, al corazón, y luego una mirada afuera, a los demás para bendecirlos.

Por el otro lado hay que ser optimistas sin dejar de ser realistas; y hay que ser realistas sin que la chispa del optimismo mengüe. Encontrar el balance entre estos dos parece difícil. Quiero compartir nueve resoluciones (todas comienzan con “R” para hacer más fácil su memorización) para triunfar y comenzar bien desde el punto de vista de Dios.

                REVISA           –  Salmos 139:23,24     – Examinarte a conciencia.

                RETROCEDE  –  Hechos 3:19                – Huye, si ves el peligro, da la vuelta.

                REGRESA       –  Lucas 15:20,21            – Ve al encuentro con Dios.

                RENUNCIA    –  Mateo 6:24                – Da un gran SI a Dios y un gran NO al pecado.

                RESTAURA   –  Lucas 19:8                   – Pide perdón, confiesa la ofensa.

                RECIBE          –  Juan 1:12                    – El acto más sencillo de fe es recibir a Cristo.

                RELACIONA  – Colosenses 1:16-18   – Ajusta toda tu vida en relación a Cristo.

                RELLENA       – Efesios 5:18                – Cada día llena tu vida del Espíritu Santo

                RELEVA         – Salmos 37:5               – Quita de ti toda carga, descansa en el Señor.

Toma estas nueves resoluciones, hazlas tuyas, declárate un TRIUNFADOR EN CRISTO.

 Pastor Luis O. De León

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