A penas tenía un cuarto grado de educación primaria. Su esposo era un autodidacta que llegó a ser editorialista de uno de los dos periódicos principales del país. Llegamos en contacto con Juanita cuando ella tenía sesenta años. Ocurrió durante una de estas visitas que la gente de la iglesia hace al hospital para traer un poco de aliento al que está en cama. Agradecida con la forma como la ayudamos, Juanita visitó la iglesia y se quedó durante el resto de su vida.
Aprendió de memoria las Escrituras y compartió sus vivencias con todo el que podía. Estudiaba lo que llegaba a sus manos que le permitiera ampliar su conocimiento de la Palabra de Dios.
Juanita padecía de enfisema pulmonar, enfermedad que el continuo fumar de su esposo dentro del hogar la empeoraba. Me llama por teléfono una mañana pidiéndome que, si mi agenda lo permitía, que la visitara en su hogar. En diez minutos estaba allí. “¡Qué bueno que vino, Pastor! Siento que hoy me voy con el Señor y deseaba compartir un momento de oración con usted.” Repasamos sus convicciones cristianas, “El que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24). “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá.” (Juan 11:25).
Una leve sonrisa se reflejaba en sus labios, mientras hacía esfuerzos por mantenerse respirando y hablando a la vez. Le tomé las manos y oramos pidiéndole a Dios que mantuviera su fe y la paz que el Señor le había dado. Le di un abrazo y salí de la casa. Casi una hora después su hija me llamó diciéndome; “Pastor, mami murió”.
Juanita fue una de esas personas en mi ministerio que Dios me dio el privilegio de iniciar en la vida cristiana. La vi crecer en el conocimiento de Dios y su Palabra, desarrollar el don de la enseñanza y el servicio y verla partir a la eternidad feliz y en paz. Todo comenzó con una visita al hospital y terminó con una pronta respuesta a una llamada telefónica.
Tomado del libro: “Cada día se aprende” del
Rev. Jorge Cuevas Vélez