Nota: Encontré en mis archivos personales este escrito del Dr. Carmelo Terranova de los años noventa. Al leerlo me sorprendí de cómo con tanta certeza y sabiduría describe la condición espiritual de muchos creyentes e iglesias en los días de hoy.
Pastor Luis O. De León
Actualmente, en la mayoría de los países, por causa de la situación internacional, hay tres clases de habitantes: El Ciudadano, El Refugiado y El Turista.
EL TURISTA está de paso. No le interesan los problemas ni las necesidades del pueblo. Sólo le interesa pasarla bien, divertirse, gozar el clima y las comodidades.
EL REFUGIADO vino porque estaba mal en su país. No vino por causa de amor, sino por causa de odio. Está donde le tratan bien, y cuando puede se va a otro lado o regresa a su país, si las condiciones cambian.
EL CIUDADANO, no. Nació o se hizo parte del pueblo. Sufre su dolor, ama su tierra, canta sus cantos y sus canciones. En pobreza o en riqueza su pueblo es su pueblo. Y si fuera necesario da su vida y muere por su país. El turista cuando hay problemas se va; el refugiado huye.
En la iglesia están estos tres grupos, también.
EL TURISTA. No le importa nada, excepto lo que le agrada: El buen sermón, la buena charla, las promesas de Dios, la sanidad, y las bendiciones.
EL REFUGIADO está pensando en la iglesia que dejó, en los defectos de ésta y en la próxima iglesia donde huirá. No está por amor, está por necesidad.
EL CIUDADANO ama a su congregación, le interesa cada detalle de la iglesia, está orgulloso y feliz de pertenecer a ella, sufre con las cosas tristes y se goza con las cosas hermosas. Tiene una amorosa sensación de ternura por su iglesia y trabaja para mejorarla y embellecerla.
Cuando llegue el día de las Decisiones Finales, Dios llevará solamente a los ciudadanos. No hay lugar en el cielo para turistas ni refugiados.