Cuando se considera la posibilidad de que una pareja homosexual sean padres de niños, sentimos una inquietud profunda.  No solamente que viola los principios bíblicos, sino aun nuestra propia biología.

Cuando uno examina las culturas del mundo, descubrirá que el concepto de “familia” se halla en todas. Algunas tribus practican la bigamia o incluso la poligamia, pero todas tienen el sentido de que los niños les pertenecen a los padres que los concibieron. A pesar de las diferencias radicales entre las culturas, todos tienen una conciencia moral y un compromiso con su familia, “un sistema de guía interno.”  Hace par de semanas la ONU (organización de las naciones unidas) instó a los países a defender la familia y a legislar con perspectiva de familia; esto se realizó en julio 1 del 2015 en Ginebra.

Han intentado redefinir la familia, pero históricamente la palabra familia siempre ha sido entendida como “Una unidad básica en la sociedad que tiene como núcleo a un hombre y a una mujer que se ocupa de su hijo o hijos.” Aunque podríamos hablar de una “familia con un solo padre o madre” todavía podría decirse que existe una familia, pero que está fracturada, ya sea a causa del divorcio o muerte.

Por lo tanto un niño adoptado por una pareja homosexual crea un sinnúmero de problemas de índole social, emocional y espiritual. En primer lugar porque ese niño(a) fue producto de un hombre y una mujer. ¿Qué significaría para un niño(a) ser criado en una familia así? Algunos objetarán diciendo: “Hay muchos abusos en matrimonios heterosexuales, ¿No es mejor que dos lesbianas cariñosas, preocupadas o dos homosexuales llenos de amor y cariño se encarguen de ese niño(a)?” El asunto no es si dos lesbianas u homosexuales puedan amar al niño(a), sino que estamos sacando al niño(a) del formato dado por Dios (padre y madre).

Las consecuencias de este tipo de adopción son las siguientes:

  • Confusión de los génerosEstos niños tienden a las atracciones homoeróticas, mucho más que niños de madres heterosexuales.
  • Peligros de la paternidad- Se cambia el concepto de paternidad (parejas homosexuales no pueden tener hijos) además de la adopción incluirán el alquiler de vientres. Cada vez más producirán, comprarán y venderán niños. No hay una definición correcta y relación complementaria entre la masculinidad y feminidad.
  • Sexualizar a los niños- El fin de los homosexuales radicales dentro de su agenda es controlar y acondicionar a los niños a este “estilo de vida” y “orientación sexual”. Esto implica eliminar las líneas de la decencia y la moralidad. Su meta es tomar posesión de la próxima generación.

La familia es el medio de Dios para propagar la verdad de su Palabra de una generación a otra. Los padres les iban a enseñar a sus hijos e hijas la ley del Señor. (Deuteronomio 6:6-9) Defendamos la Familia Tradicional; valorémosla, protejámosla, defendámosla. Cuando hablamos de la “santidad del matrimonio” no se trata solo de una frase, es la esencia de la vida, el entorno en que se forma los valores, y se guía a las futuras generaciones. No a la adopción de niños por parejas homosexuales. SI a defender nuestros niños dentro de la Familia instituída por Dios.

Pastor Luis O. De León

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