Faris es un niño que nace en el seno de una familia árabe cristiana. Para la familia árabe es un honor y bendición que el primer hijo sea varón para preservar el apellido y apoyar al padre en la vejez.

A los 18 meses, Faris empezó a manifestar molestias por los sonidos fuertes. Prefería estar a solas en vez de jugar con sus amiguitos. En una escuela especial de Jordania evaluaron a Faris y les comunicaron que el niño tenía indicios de autismo. En la cultura árabe nunca se había escuchado de semejante condición y pensaban que su hijo iba a ser un discapacitado de la sociedad. No había escuela, ni hospital que pudieran ayudarles, se sentían tristes y solos.

Un amigo de la familia le habla acerca de una nueva escuela en Aman, la Academia Alianza de Jordania. Oraron mucho para que fuera aceptado su hijo. Luego de una entrevista con la directora Carol, aceptaron a Faris en la Academia.

Allí se le brindó amor, educación excelente, ética cristiana y trato igual que los demás. Faris comenzó a superar su condición y sus padres están muy agradecidos a Dios y a la Academia por el cambio operado en su hijo.

Así como Faris se ha superado, la directora de la Academia, Carol, desea que cada niño sea amado, aceptado, que experimenten y conozcan a Dios y el amor de Dios de tal manera que sus vidas sean transformadas.

Oremos por la obra educativa y transformadora de esta Academia en Jordania y por el surgimiento de más planteles educativos con esta visión, formando niños sanos, académicamente competentes, pero sobre todo que conozcan a Cristo como su Salvador.

 

Carmen Peterson

Directora de Misiones