Uno de los secretos más grande para que la oración sea contestada es aprender a orar con alabanza. La alabanza es la contraseña para tener acceso al poder de Dios.

En el momento en que nosotros elevamos nuestra voz en acción de gracias y alabanzas al Señor, estamos sintonizándonos con el espíritu de alabanza de aquellos que adoran a Dios congregados alrededor del trono celestial. Las alabanzas de Dios resuenan por todo el cielo y como afirma la Escritura, “Para que en el Nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para gloria de Dios Padre.” Filipenses 2:10-11. ¿Por qué es tan importante que en nuestra vida cristiana aprendamos a orar con alabanza? ¿Cómo hacerlo?

1- La alabanza abre las puertas de los cielos a nuestras peticiones.

  • Tenemos el ejemplo de Pablo y Silas en la cárcel. (Hechos 16:25-28). Por medio de la alabanza en la oración, vieron el milagro del terremoto y se les abrieron las puertas de la prisión, pudieron ganar al carcelero para Cristo y a su familia. Eventualmente fueron puestos en libertas con dignidad y fueron consolados por los creyentes filipenses

2- Bendiga el nombre del Señor en todo lo que haga.

  • Los esenios aprendieron a alabar a Dios en todo tiempo. Un extracto del manual de disciplina de estos hermanos encontrado en el Mar Muerto en 1947 decía: “Aun cuando llegue el terror y el espanto y sólo haya angustia y dolor, lo bendeciré y le daré gracias por sus grandes maravillas… así que, ya sea que venga la prueba o la liberación, lo alabaré de todas maneras.”
  • La Biblia nos motiva de la siguiente manera: “Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca.” Salmos 34:1

3-Levante las manos al cielo.

  • Cuando levanto mis manos en alabanza y acción de gracias a Dios, mi momento de oración se enriquece. Levantar las manos es símbolo universal de entrega. Quiere decir: “Me rindo al que está en mí.” Cuando levanto mis manos ante el Señor, quiero decir que le estoy entregando el control de mi vida a Él.

Levante las manos, llene  su boca de alabanzas, póstrese, adórelo y ore. Acercaremos el trono de Dios a nosotros y nosotros estaremos sumergidos en Su Presencia.

 Pastor Luis O. De León

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