Hace 57 años, el gran pastor, evangelista y hombre de Dios, Leonard Ravenhill, escribió lo siguiente: “No ha sido en tiempos de popularidad, sino en los de persecución, cuando la iglesia ha triunfado. Entonces, ¿Por qué tarda el avivamiento?:

1- Porque el Evangelio está altamente comercializado– Estos modernos predicadores que cambian de trajes dos o tres veces al día, predican al Jesús del establo, pero ellos buscan los hoteles de cinco estrellas.

2- Porque se ha puesto el Evangelio demasiado barato– Los evangelistas hoy están dispuestos a todo, con tal de lograr que unas pocas personas se levanten y vengan al altar, evitando mencionar el pecado y la condenación, para que los resultados sean más fáciles, y no tan difíciles.

3- Porque hay poca atención a las almas– Se emplea poco tiempo en orientar, enseñar y discipular a los creyentes. Con tal negligencia espiritual no es extraño que los fieles se encuentren confusos y aturdidos.

4-Porque hay mucho temor– Tenemos temor a que nos ridiculicen, cuando compartimos el Evangelio. Si fuéramos la mitad de los cristianos que profesamos ser y tuviéramos una décima parte del amor de Dios, qué diferente sería nuestro mundo.

5- Porque falta ardor en la oración– El mayor factor que retrasa el avivamiento del Espíritu Santo es la falta de dolores de parto para el alumbramiento de almas regeneradas.

6- Porque quitamos la gloria que pertenece a Dios– Se escucha en las grandes reuniones de líderes y pastores: “Mi programa de radio”, “Mi Iglesia”, “Mis libros”, “Mis títulos académicos”… y la sentencia del Señor que dice: “y ustedes no buscáis la Gloria que de solo Dios viene.”

¡Qué le parece estas palabras! Parecen que fueron escritas en estos días. Definitivamente, coincido en todo lo que se expresa aquí. Nos toca a nosotros revisar nuestra vida espiritual, dejar que el Señor nos examine y preguntarnos: ¿Soy yo Señor que estoy deteniendo el avivamiento? ¡Que el Señor nos ayude!

 

Pastor Luis O. De León

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