Cuando leemos los Evangelios, los relatos acerca de la vida de Jesús, siempre nos asombra el número de historia de sanación que encontramos. Donde quiera que Jesús fuera enfrentaba personas con necesidades físicas y siempre respondía a esas necesidades. No puede haber dudas que Jesucristo le placía sanar gente.
En la Alianza Cristiana y Misionera creemos que todavía es así. Uno de los muchos testimonios se encuentra, el de la joven Shakeya Britton. Una estudiante de nuestro colegio Nyack, quien nació con parálisis cerebral, ni siquiera buscaba ser sanada. El día que otros estudiantes en la capilla comenzaron a orar por su necesidad física, aunque habían orado por ella en otras ocasiones sin resultados, esta vez fue diferente. Una de las grandes verdades de las Escrituras, es que Jesús es Señor, no solo de nuestra vida espiritual, sino también, de nuestra vida física.
Jesús es Nuestro Sanador
“¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la Iglesia, y oren por él, ungiéndoles con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.” (Santiago 5:14,15). Esta promesa sigue siendo cierta hoy. El poder para sanar proviene solamente de Cristo. Buscamos su sanidad e integridad principalmente para glorificarle a Él.
Oremos por sanidad de nuestros misioneros, física, emocional, espiritual. Qué Dios mantenga sanos a nuestros misioneros en la República Dominicana.
Carmen Peterson
Directora de Misiones