En un congreso de calidad de vida celebrado hace algunos años en Francia, luego de análisis, reflexiones y discusiones, llegaron a la conclusión: que la moderna e informada sociedad de hoy es la más confundida de todas las épocas de la historia humana.
Los momentos críticos y tensos que estamos viviendo en nuestra isla de Puerto Rico reflejan la crisis de la confusión que arropa al mundo. Hay crisis gubernamentales, económicas, emocionales, sociales y religiosas. Podemos darle muchísimos nombres y explicaciones a lo que está ocurriendo y que directa o indirectamente afecta la iglesia; pero en resumen, podemos afirmar que hay una crisis de amor.
Nuestra sociedad es una malhumorada, desamorada, cínica, que se hunde en su egocentrismo y en su filosofía hedonista de “gozar la vida sin límites”, sin importar si hago daño a los demás o a nuestros seres queridos. Parece que las palabras proféticas del Señor Jesucristo toman vigencia y pertinencia en estos días: “el amor de muchos se enfriará.”
Usted y yo, como cristianos, estamos llamados a ser la diferencia. El fruto del amor es posible porque el Espíritu Santo lo ha derramado en nuestros corazones. Dios nos llama a amar como Él ama. El amor humano tiene limitaciones pero el amor de Dios en nosotros no tiene límites. Para que esto sea posible usted tiene que reconocer su incapacidad de amar como expresa la Biblia, confesar que no podemos amar bíblicamente y pedirle a Dios que ame a través de mí. Obedezca el mandamiento…. Dios se encargará de los sentimientos.
Pastor Luis O. De León