Nuestro mundo está lleno de personas cortantes, personas que insultan a los que están a su alrededor, no le abren la puerta a las señoras de edad ni les ayudan cuando van con paquetes pesados, se ríen de las desgracias ajenas y tratan de mostrar su superioridad pasando por encima de los demás.

Sin embargo existen otras personas que ceden sus puestos en la fila, elogian a las personas que los rodean, se apuran para abrirle la puerta a los demás, se solidarizan con los infortunios de otras personas, muestran humildad y disposición para servir al prójimo.  ¡Cómo hace falta personas que muestren la benignidad del Señor!; y cuando se manifiesta, qué ambiente de dicha y paz.

La Benignidad es la virtud de crear un ambiente apacible y espiritual con actos de afabilidad y amabilidad. Hay dos cualidades que van de la mano con la benignidad: el amor y la misericordia. Benignidad es darnos humildemente en amor y misericordia a las personas que posiblemente no podrán darnos nada a cambio, a personas que a veces no lo merecen y a personas que por lo general no nos van a agradecer por ello.

Muchas personas piensan que la benignidad es debilidad, pero es lo contrario, es la fortaleza que viene del Espíritu Santo, y es el reflejo del carácter de Dios. Hoy, como nunca, necesitamos cristianos que reflejen el Fruto del Espíritu de la Benignidad.  ¡Anímate! HOY ES UN BUEN DIA PARA COMENZAR.

Pastor Luis O. De León

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