¿Qué es la paciencia para una madre que está en espera, después de nueve meses, de su primer hijo o hija? ¿Qué es la paciencia para un misionero que luego de orar, predicar, enseñar y testificar por años, encuentra que no hay mucha respuesta positiva? ¿Qué es la paciencia para aquel que espera en medio de su enfermedad la sanidad?

La paciencia que produce el Espíritu Santo es la capacidad de estar firmes a pesar de la injusticia, adversidad, aflicción, para no dejarse provocar o reaccionar con ira. La paciencia humana en muchas ocasiones es resignación. En otras palabras un hecho que no cambiará jamás.

La paciencia que produce el Espíritu Santo es el resplandor trascendente de un amante y tierno corazón que, en su trato con quienes le rodean, se comporta con ellos en forma bondadosa y cortés. La paciencia del Espíritu también incluye la perseverancia, la capacidad de sostenerse de pie firme bajo la carga del agotamiento de la tensión y de la persecución, mientras se realiza la tarea de la obra del Señor. Por el otro lado el apóstol Santiago nos exhorta que tengamos paciencia en la espera del regreso de Nuestro Señor Jesucristo.

Muchas personas se dan por vencidos fácilmente cuando las circunstancias no salen a su manera o cuando enfrentan algún tipo de adversidad. El Espíritu Santo le dará la fuerza en medio de la adversidad para mantenerse en una actitud de fe y desarrollar la paciencia al caminar íntimamente con el Señor. Dios hace crecer dentro del corazón confiado y obediente la paciencia espiritual que descansa en las promesas de Él.

 

 

Pastor Luis O. De León

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