Tengo la impresión que mucha de la moderna espiritualidad apesta a carnalidad. Cuando la Biblia habla de espiritualidad, la fuerza del mensaje va dirigida al carácter y la dulzura de las personas espirituales. Todas las características de un hombre espiritual no tienen nada que ver con fórmulas, liturgias, ritos o poses místicas. Estas se nutrirán de la santidad personal.

Habla de AMOR y no de agresividad verbal.

Es GOZO y no rostros tensos y amargados.

Es PAZ y no ambiente de tensión y temor.

Es PACIENCIA y no tener  tolerancia con los demás.

Es BENIGNIDAD y no acusar a los demás de fríos y carnales.

Es BONDAD y no ver lo malo sin hacer nada bueno por quienes criticamos.

Es FE y no dudar que Dios puede obrar en los demás como obra de nosotros.

Es MANSEDUMBRE y no agitación que lastime.

Es TEMPLANZA y no alaridos para que Dios escuche lo que pensamos de otros.

Por eso, “”Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.”

Cuídate que mucha de tu “espiritualidad” no sea fabricada por lo mejor de tu carne religiosa. Pero insiste en evidenciar el Fruto del Espíritu en todo tu andar y caminar con Cristo.

 

Tomado del libro “Un Corazón Pastoral” por el Dr. Carmelo B. Terranova

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