Por más de un siglo los obreros aliancistas han incursionado en territorios rudos y peligrosos, corriendo grandes riesgos personales- aun hasta la muerte- por llevar las buenas nuevas de Jesús a un mundo perdido. Mabel Frances sintió desde muy pequeña el llamado a servir en Japón. Cuando la Alianza eliminó la restricción de que hombres y mujeres solteros salieran al campo misionero. Inmediatamente nuestra misionera Mabel salió en el año 1909 a la isla de Japón. Era un país que estaba comprometido con religiones antiguas como el Budismo y el Shintoísmo. Predicar las buenas noticias de Jesús era una tarea muy difícil de hacer. Pero Mabel se esforzó y en el Poder del Espíritu Santo logró alcanzar muchos japoneses para el Reino de Dios.
En el año 1962, con más de 80 años de edad, el gobierno de Japón le otorgó a Mabel el pertenecer a la Quinta Orden del Sagrado Tesoro. Fue la primera vez en la historia, que este alto honor era conferido a una persona que estuviera viva. Este honor se le concedió por su contribución- según la citación oficial- al bienestar del pueblo japonés en su condición precaria y confusa al momento de su derrota en la Segunda Guerra Mundial y por los largos años dedicados a llevar a cientos de japoneses al conocimiento de Dios, a la paz de mente y corazón.
Lograr los propósitos de Dios significa TOMAR RIESGOS COLMADOS DE FE.
Carmen Peterson
Directora de Misiones