La filosofía de vida de nuestro mundo moderno es: “Los listos y los agresivos triunfan en la vida.” Sin embargo, en Mateo 5:5 nuestro Señor nos dice: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.” En otras palabras: “Dichosos los mansos, porque ellos se quedarán con todas las ganancias.” Por tal razón el verdadero cristiano es una contradicción de la filosofía de vida del mundo moderno; la sociedad felicita al listo y agresor, Dios lo rechaza.

A veces sin darnos cuenta nuestro lenguaje refleja nuestro estado de ánimo interior alterado que es la suma total de odios, frustraciones y fracasos que nos convierten en personas constantemente agresivas y defensivas. Esta actitud no es la voluntad de Dios para nuestras vidas. Jesús dijo: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón.” Jesús nunca usó sus atributos divinos para cumplir la voluntad de Dios en su ministerio terrenal, sino que como así lo registran las Escrituras, fue lleno del Espíritu Santo. A medida que seamos llenos del Espíritu Santo, la mansedumbre será más real en nuestras vidas.

Ante las exigencias y desafíos de la Palabra de Dios para el cristiano frente a la filosofía de vida de nuestra sociedad, ¿Es fácil ser mansos en una sociedad tan agresiva? ¿Es fácil ser mansos cuando las personas te enjuician y te maltratan injustamente? El apóstol Pablo dice que las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas (2 Corintios 10:4). Entonces, ¿Cómo ser mansos? Comience confesando que no soy manso. Sea sincero con Dios y consigo mismo. Luego ríndase, ¡hazlo tu Señor! Y conságrese, ¡úsame Señor!

Ser manso es imposible para el hombre natural, pero en el poder del Espíritu Santo que está dentro de nosotros es posible. Cuando somos mansos siempre saldremos ganando. Recuerde, mal aventurados los agresivos, perderán TODAS las batallas.

 Pastor Luis O. De León

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