El papel está amarillento. Por todas partes aparecen las manchitas típicas de la humedad y el tiempo. Pero no lo quiero quitar de mi vista. Hace muchos años que está al frente de mí, en el escritorio de casa donde nacen la mayoría de los sermones, y los estudios. Fue un pensamiento de un gigante espiritual que se ahogó tratando de salvar la vida de un niño. Conocí a este gigante espiritual, el hermano Trotman, el cual me estimuló a amar las Escrituras. En uno de sus pocos libros que escribió presentó la idea que es muy difícil que Dios use a aquellos que no están dispuestos a estar a solas con el Soberano y amoroso Señor 30 minutos diarios.

Seguiré mirando ese amarillento papel, pero también seguiré pasando tiempo con el Señor. No pienso cambiar el amarillento papel, tampoco pienso cambiar mis deseos de pasar tiempo con el Señor, con la Palabra del Señor y con el Espíritu del Señor.

Pero algo más deseo ardientemente. Que tú que estás leyendo, y todos cuantos lean estas líneas, tomen el consejo de aquel gigante de Dios… para que Dios, su amoroso Señor y Rey les use para hacer cosas grandes…o pequeñas para Su Gloria.

¡Comienza con media hora…!

 Tomado del libro Un Corazón Pastoral del Dr. Carmelo B. Terranova

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